Resumen:
El presente ensayo analiza el impacto de la pandemia Covid-19 en la República Dominicana. En el mismo, se expresan las diversas situaciones que tuvo que afrontar la República Dominicana durante esta terrible pandemia, tales como: problemas de salud mental y estrés laboral, viéndose manifestados en el órgano más importante de la sociedad: la familia. También se hace mención del desempleo, los desafíos educativos, así como también las preocupaciones de salud integral, la ansiedad y los cambios en la vida cotidiana. Se enfatiza, además, la importancia de promover hábitos saludables y evitar la sobreinformación. Finalmente, resalta la resiliencia, solidaridad y adaptación como parte fundamental para superar la crisis y avanzar hacia la recuperación en la sociedad dominicana.
Palabras claves: Impacto social, pospandemia, salud mental, estrés laboral, resiliencia familiar.
Abstract:
This document contains an essay that analyzes the impact of the Covid-19 pandemic in the Dominican Republic. It expresses the diverse situations that the Dominican Republic had to face during this terrible pandemic, such as: mental health problems and work stress, which were manifested in the most important organ of society: the family. Mention is also made of unemployment, educational challenges, as well as integral health concerns, anxiety and changes in daily life. It also emphasizes the importance of promoting healthy habits and avoiding over-information. Finally, it highlights resilience, solidarity and adaptation as a fundamental part of overcoming the crisis and moving towards recovery in Dominican society.
Keywords: Social impact, pospandemia, mental health, work stress, family resilience.
A finales del año 2019, el mundo comenzó una batalla contra una enfermedad desconocida hasta ese momento, el virus SARS-CoV-2, el cual produce la enfermedad infecciosa denominada COVID-19 (acrónimo de «coronavirus disease 2019») que tuvo origen en Wuhan, República Popular China, donde se presentó el primer caso el 8 de diciembre de 2019, la misma fue parte de los mayores retos de salud en la historia.
En el escenario de la República Dominicana, el primer caso se dio a conocer el 1 de marzo del 2020 en la provincia de La Altagracia, más tarde, el día 18 del mismo mes, se decretó al país en estado de emergencia, suspensión de actividades comerciales y el cierre de fronteras; este decreto se amplió hasta el 24 de marzo por tiempo indefinido. La pandemia Covid-19 trajo consigo incertidumbre, pérdidas y traumas a muchas familias. Cada miembro lo sintió de una manera distinta. Entre los impactos dejados por el Covid-19, por ejemplo, tenemos familias que aún no logran restablecerse de los trastornos relacionados al estrés, estudiantes con lagunas de aprendizaje y un estrés laboral acabando con la población.
De acuerdo a lo publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2020) “el coronavirus (COVID-19) es una emergencia de salud pública con impactos multidimensionales inmediatos y a largo plazo, que conllevan riesgos y efectos particulares en las familias”. Esto hace sentido, ya que la pérdida repentina de ingresos familiares durante la pandemia afectó la capacidad financiera de los progenitores para acceder a bienes y servicios esenciales para las necesidades del hogar. Asimismo, las desigualdades en el acceso a servicios de salud, a esquemas de protección social y la falta de opciones de conectividad para la educación a distancia ampliaron las brechas de inequidad en el ejercicio de los derechos básicos del ser humano.
Con base en Dircom-Noticias (2023) y su estudio sobre el impacto de la COVID-19 en la vida cotidiana de familias dominicanas, donde ocurrieron casos de COVID-19 entre los años 2020 y 2021, determinó que el 67 % asumió el riesgo de contagiarse del virus debido a su trabajo. El estudio fue realizado por el Área de Ciencias de la Salud del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) a través de la Maestría en Salud Pública y Epidemiología, con una muestra de 1,200 familias de República Dominicana en las cuales hubo casos de COVID utilizándose una encuesta elaborada por el Instituto de Estudios Dominicanos (DSI) de la Universidad de la Ciudad de New York (CUNY) que fue aplicada también a 1,000 familias dominicanas residentes en ciudades de Estados Unidos con gran concentración de población de origen criollo.
Según los resultados preliminares de la investigación, solo el 45 % señaló que pudo permanecer aislado en su residencia. El resto tuvo que salir a trabajar total o parcialmente durante los años evaluados. De acuerdo con la socióloga Ramona Hernández, directora del (DSI) (2023) los ingresos de las familias fueron afectados por la epidemia. El 50.6 % reportó que su situación empeoró con la pandemia. El 18.3 % informó que perdieron su empleo o fuente principal de ingreso familiar y que el 51.8 % de las empresas, o trabajos por cuenta propia, sufrieron deterioro económico. Asimismo, el 63 % de las familias reportó no haber recibido ayuda económica del Estado. El 53 % tuvo preocupaciones por el alcance de sus alimentos y el 48 % de estas familias entrevistadas informó haber tenido escasez de alimentos durante ese período. El 57 % de los integrantes de las familias afectadas reportó alteraciones emocionales que definieron como “nerviosismo” y “ansiedad”. Y el 38 % reporta que aún sienten estas alteraciones emocionales.
Con este estudio se evidencia el peligro que muchas familias tuvieron que enfrentar al salir de sus hogares a cumplir con sus responsabilidades laborales, viviendo con la incertidumbre de si contagiarían a un miembro del hogar o si ellos mismos pudieron haber sido contagiados en el trayecto.
Actualmente, existen familias que no logran restablecerse de los trastornos relacionados al estrés. Sin embargo, en otras familias la pandemia trajo algo positivo y fue la unión entre sus miembros, puesto que, al verse separados en medio de la crisis por el auge que causaban los contagios, se preocuparon más el uno por el otro, enfocándose en cuidarse de no contagiar a ninguno al llegar de la calle, un problema de salud en uno de sus integrantes repercute en los demás.
Aun cuando el Covid-19 tuvo impactos negativamente significativos en las familias dominicanas, ya sea por el crecimiento del estrés laboral, la pérdida de ingresos y la preocupación por la salud emocional de los miembros, hubo aspectos positivos en algunas familias, como el refuerzo de lazos familiares, la solidaridad y una mejora en la comunicación entre los miembros del hogar. Otro punto a resaltar fue la creatividad y la invención en el ámbito familiar, organizando nuevas formas de entretenimiento, educación en el hogar y actividades en equipo que ayudaron a una mejor convivencia. La resiliencia mostrada por muchas familias durante este período, ha demostrado su capacidad de adaptación para enfrentar situaciones difíciles de forma unida y colaborativa.
Si bien es cierto que algunas familias experimentaron aspectos positivos durante la pandemia, se debe destacar, que la colisión de la pandemia ha sido múltiple y que varias familias han enfrentado desafíos que no se pueden minimizar por lo mencionado
anteriormente, hay familias que quedaron sin viviendas, otras sufrieron una gran crisis económica por el desempleo o la crisis pasada en los diversos sectores, sin mencionar la inseguridad alimentaria, que también es otra de las difíciles realidades a las que se ha tenido que enfrentar. Con todo esto encima y también tener que hacerle frente a una pérdida familiar, son factores que marcan a los miembros de la familia.
A pesar de que sea alentador observar cómo algunas familias obtuvieron la oportunidad de afrontar unidas la dificultad, esto no es suficiente para contrarrestar los negativos efectos a largo plazo de la pandemia, en la salud emocional y el bienestar de la familia. En resumen, debemos aceptar los aspectos positivos que se han manifestado en algunas familias mediante la pandemia, no podemos obviar los retos y las repercusiones negativas que otras familias han afrontado. La realidad es dura y diferente, es importante abordarla con una perspectiva balanceada y tolerante que tome en cuenta las demás magnitudes del impacto de la pandemia en la población.
No solo la familia se vio impactada, también está la sociedad que ha sufrido múltiples choques en la economía, altas y bajas que no pasan desapercibidas para los economistas, en especial cuando hablamos del turismo y las exportaciones.
La pandemia por Covid-19 ha marcado a la sociedad dominicana funcionando como un agente de cambio, originando ciertas dinámicas en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Mientras evaluamos los efectos pospandemia en el país, es importante explorar los cambios que enfrentamos y entender las oportunidades que han moldeado la resiliencia de la sociedad en un momento inesperado. Este virus dejó un fuerte impacto en la economía, el turismo, que es el principal motor económico del país. Muchos lugares turísticos
decayeron, luego de la cuarentena no volvieron a ser lo mismo, lo cual, indirectamente, obligó a cerrar o vender sus establecimientos y propiedades.
Explican Martorrell & Arcos (2020) en su libro Turismo post Covid-19 “El turismo después de la pandemia global. Análisis, perspectivas y vías de recuperación”. (El Turismo Post Covid-19 y el proceso de reactivación). El Turismo Post COVID-19 es uno de los sectores afectados que requiere de mayor protección, cuidado y proyección para iniciar la recuperación en un futuro cercano. De hecho, el proceso de reactivación ha apoyado medidas de contención y prevención de la pandemia actual, por ejemplo: prestar servicios de cancelación de viajes carentes de penalización, ofrecer hoteles como espacios para la hospitalización de pacientes o permitir al cliente aplazar sus planes de viaje.
En este contexto caracterizado por el control de la crisis sanitaria se advierte que las pautas de consumo están constreñidas por la desconfianza, la austeridad y la incertidumbre, y entre los temas prioritarios destaca la obtención del soporte económico por parte de organismos e instituciones (gobiernos de países afectados, La Comisión Europea, El Banco Central Europeo, El Banco Mundial, El Fondo Monetario Internacional, etc.) que puedan hacer frente a la grave situación y solventar las pérdidas del Turismo Post COVID-19 de la manera más inmediata posible. Las claves del proceso son: reactivar, repensar, recuperar, restaurar y reposicionar la demanda, la confianza en el viajero, el ranking del turismo y minimizar al máximo los inevitables impactos. (Martorrell & Arcos, 2020).
El comercio internacional o exterior, también es uno de los puntos fuertes del país, cuenta con una exportación abierta y desempeña un papel decisivo en su crecimiento económico. Para muchos la economía no tiene relación con la sociedad, sin embargo, con el
tiempo que estuvo el país en confinamiento al igual que otros países, la economía decayó y la sociedad se ha visto afectada por este hecho. Empleando las palabras de Sócrates B. y Marina V. En el informe de Impacto Económico Y Social Del COVID-19 Y Opciones De Política En la República Dominicana (2020):
La República Dominicana es una economía pequeña y abierta. Su coeficiente de apertura (exportaciones e importaciones de bienes y servicios como porcentaje del PBI) es de poco más de 50 %, las exportaciones equivalen a cerca del 24 % del PBI y los ingresos corrientes de balanza de pagos a cerca de un tercio del PBI. Esto la hace vulnerable a los shocks externos.
Esto quiere decir que la economía dominicana se encuentra más vulnerable a futuros problemas que vengan del exterior, ya sean crisis económicas en otros países o cambios en la consistencia mundial. La situación económica causó un crecimiento en la tasa de desempleo y la pérdida de ingresos para muchas familias dominicanas, viéndose más afectados los trabajadores de los sectores turísticos, los hostales, el comercio y ciertas personas del sector público, fueron mayormente perjudicados por las restricciones de movilidad y el cierre de fronteras.
Para medir los efectos socioeconómicos de la pandemia en la población más pobre de la República Dominicana y mejorar la respuesta y la recuperación, el Sistema de Naciones Unidas realizó la encuesta para medir el impacto socioeconómico, en colaboración con asociaciones sin fines de lucro, organizaciones de base comunitaria y el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN). Entre los hallazgos de la encuesta resaltan las necesidades expresadas por los hogares encuestados para recuperar su bienestar: Sobre el acceso a alimentos, el 76.7 % de los hogares encuestados indicó que les preocupa no tener suficientes
alimentos, reportando haberse visto en la necesidad de tener que comprar alimentos más baratos (45.8 %) y reducir el número de comidas por día (26.8 %). (Agencias ONU Analizan Efectos Sociales Y Económicos De La Pandemia En República Dominicana, 2020).
Al contrario de los desafíos económicos y sociales que ha enfrentado la República Dominicana durante la pandemia, es necesario identificar que la sociedad ha demostrado resiliencia y disposición de amoldamiento. Pese a la disminución de la actividad turística, se aprecian valiosos esfuerzos para diversificar la economía y encontrar nuevas formas de generar ingresos. A pesar de que la economía se vio influenciada, se pusieron en funcionamiento medidas para apoyar a los sectores más vulnerables, por ejemplo; asistencia social y ayudas económicas.
Este esfuerzo contribuye a menguar el impacto de la pandemia en la sociedad dominicana. Es cierto que los dominicanos presentaron adaptabilidad mediante la pandemia, sin embargo, es imprescindible identificar los desafíos económicos y sociales que se produjeron por la crisis sanitaria, sin subestimar los esfuerzos de recuperación.
Primeramente, aunque se realizaron esfuerzos para cambiar la economía y encontrar nuevas fuentes de ingresos, el drástico descenso de la actividad turística fue un duro golpe en la economía del país, dado que es uno de los pilares fundamentales de la economía dominicana, además de que su recuperación requerirá esfuerzos. Varias personas enfrentaron dificultades económicas y sociales mediante la pandemia por COVID-19, por la pérdida de empleo y seres queridos, y la inseguridad alimentaria.
En resumen, es bastante alentador ver el amoldamiento de la población mediante la pandemia, es decisivo identificar el reto de los desafíos enfrentados y la precisión de trabajar en búsqueda de soluciones efectivas para contribuir a la recuperación y bienestar de los ciudadanos. Se considera que el impacto más fuerte que ha dejado la citada pandemia se encuentra en la educación, en donde se continúa formando al ciudadano.
Entre tanto, Sánchez Ortega (2023) define “la educación es un elemento fundamental para el desarrollo social y económico de cualquier país. Sostiene que, en el caso de la República Dominicana, la educación ha sido un desafío constante debido a factores económicos, sociales y culturales”. La pandemia Covid-19 repercutió de manera fuertemente negativa en la educación inicial, primaria y secundaria.
Del mismo modo, señala Feliz (2023) «América Latina y el Caribe ya perdió más de diez años de avances en términos de aprendizaje a causa de los dos años de cierre de escuelas por COVID-19». Desde luego, la educación tuvo que encarar una terrible crisis, a pesar de que la República Dominicana consiguió la reapertura completa de las escuelas, aún queda un desafío importante en cuanto al rescate de los aprendizajes perdidos.
La pandemia tuvo una trascendental influencia en los diferentes niveles y sectores de la educación dominicana, desde su comienzo en marzo del 2020 hasta el alcance significativo del año 2022. Describe López (2021) que todos los niveles y sectores de la educación pre universitaria fueron severamente afectados por el COVID-19; no obstante, la gran inversión económica y el esfuerzo realizado con la implementación de la educación a distancia por radio, TV y virtual por internet, la calidad y efectividad del proceso enseñanza-aprendizaje.
En el portal del Ministerio de Educación de la República (MINERD, 2023) se dio conocer que las estadísticas e indicadores fundamentales correspondientes al período escolar 2022-2023, y del año recién iniciado, donde se destacó la recuperación de la población estudiantil a las aulas pospandemia se alcanzó en tan solo tres años, no obstante, a los organismos internacionales haber proyectado que dicho logro se alcanzaría a nivel mundial en cinco años.
Dentro de la publicación del portal del MINERD, el viceministro de Planificación Rolando Reyes expresó que en el año pre-pandemia 2019-2020 había una matrícula de un millón 862,070 estudiantes en los niveles Inicial, Primario y Secundario en el sector público, pero que en el año escolar 2023-2024 esa población aumentó a un millón 881 mil 706 alumnos. Al presentarse este informe por el Ministerio de Educación, claramente se puede demostrar que la matrícula de los estudiantes ha ido en aumento luego de la pandemia, sin embargo, aún quedan ciertas inconformidades con la educación en el país, puesto que en el regreso a clases muchas escuelas no fueron abiertas temas sanitarios, lo cual obligó a que nuevamente esos estudiantes retomaran la TV o radio educativa que aún seguía en servicio y disponibilidad de quien lo necesitara.
Existe un hecho innegable descubierto luego del regreso a las aulas, y son las lagunas que presentan los estudiantes de último año y ya algunos en la universidad, esta situación se oculta o se descubre ya muy tarde, en algunas ocasiones ha sido cuando el estudiante se encuentra en una educación superior.
Es cierto que la República Dominicana se ha encontrado con muchos desafíos para la educación durante la pandemia, no obstante, es importante dar mérito a que también han buscado estrategias para mitigar los impactos negativos. Se desarrollaron programas de educación a distancia, con el uso de la televisión y la radio para llegar a los estudiantes. Esta es una de las cosas que permitieron continuar con la educación, a pesar de las dificultades presentadas por la pandemia.
Con base a lo expresado por Sánchez Ortega (2023) “es importante que el gobierno, las instituciones educativas y la sociedad en general trabajen juntos para superar estos desafíos y aprovechar estas oportunidades para garantizar que todos los ciudadanos de Santo Domingo tengan acceso a una educación de calidad.” Esto puede lograrse a través de una mayor inversión en educación, una mayor capacitación y actualización docente, y la promoción de políticas educativas inclusivas.
También Sánchez Ortega (2023) afirma que “la educación es un elemento fundamental para el desarrollo social y económico de cualquier país, y la situación actual de la educación en República Dominicana refleja los desafíos que enfrentan muchos países en vías de desarrollo”. La falta de inversión en educación, la exclusión educativa y la falta de capacitación docente son solo algunos de los desafíos que enfrenta la educación en el país. Sin embargo, hay oportunidades para mejorar la educación, como la tecnología educativa y las políticas educativas inclusivas.
Aunque es cierto que la colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas y la sociedad es fundamental para mejorar la educación en República Dominicana, es importante reconocer que la solución a los desafíos educativos del país va más allá de simplemente aumentar la inversión en educación y promover políticas inclusivas.
Se trata también del aprendizaje y el desarrollo cognoscitivo de los estudiantes, del impacto que trae para ellos esta situación más adelante en sus vidas. El apoyo del gobierno para continuar con la formación académica es una herramienta significativamente valiosa
para mejorar el acceso a la educación, se debe tomar en cuenta que su implementación efectiva requiere un seguimiento adecuado y mantener la capacitación para los docentes. La inclusión digital debe ser abordada de manera equitativa para evitar aumentar la brecha digital entre áreas urbanas y rurales, así como entre grupos socioeconómicos.
Estos temas han causado que el estrés laboral vaya en aumento, dadas las presiones que enfrentaron los padres de familia y los demás individuos de la sociedad. Es un asunto de peso mayor, después de tres años en pandemia, hoy en día se continúa reflejando el impacto que dejó el COVID-19 en el país, y un reflejo de esto se visualiza en la salud mental de las personas, cómo estas se vieron afectadas tras este suceso.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés laboral es identificado como un grupo de reacciones emocionales, psicológicas, cognitivas y conductuales ante exigencias profesionales que sobrepasan los conocimientos y habilidades del trabajador para desempeñarse de forma óptima. (Efe, 2023)
El estrés laboral y la salud mental han cobrado mayor relevancia desde que apareció la enfermedad de la COVID-19 y se propagó rápidamente desde China hacia muchos países alrededor del mundo. Los trabajadores de la salud fueron especialmente afectados por tener mayor exposición a factores de riesgo inherentes a su perfil profesional, falta de equipo de
protección suficiente y a condiciones inadecuadas en el lugar de trabajo. (Magaña-Salazar et al., 2023)
El COVID-19 tiene algunas características que pueden favorecer a la aparición de mayores niveles de reacción al estrés comparado con otras pandemias: es un virus nuevo, lo que genera cierta incertidumbre sobre su manejo y lleva a un futuro impredecible. El número
de casos positivos y de fallecimientos creció día a día y la información se reprodujo fácilmente en las redes sociales. Actualmente, a través de internet y de los teléfonos inteligentes existe mayor información, sin embargo, ese mecanismo también facilita la desinformación y la transmisión de mitos. En este contexto, no nos debe extrañar que en los estudios que se realicen se encontrarán altos niveles de reacción al estrés.
Un estudio evaluó el estado de salud mental de 398 padres de niños que experimentaron la contención de la enfermedad mediante el aislamiento o la cuarentena y encontraron que el 30 % y el 25 % de los padres reunieron criterios para TEPT. Explica esto el artículo de (Palomino-Oré & Huarcaya-Victoria, 2020).
De acuerdo a lo expresado por Arrarte (2023) “la crisis mundial del coronavirus tuvo un gran efecto en el estado mental de los empleados, el cual aún sigue latente. El miedo a la enfermedad y a lo desconocido hizo mella en sus niveles de ansiedad”. Muchos empleados experimentaron altos niveles de tensión, preocupación, e incluso depresión, al enfrentarse a tiempos difíciles, todo esto escrito en un artículo por la Dra. Estrella Flores-Carretero.
El COVID-19 supone un claro ejemplo de lo que en psicología se conoce como “estresores”, que son elementos disparadores del estrés mental y que pueden variar en frecuencia, intensidad, duración y predictibilidad (Peiró y Rodríguez, 2008: 69). De hecho:
Lo que hace que una condición o situación sea estresante, es la falta de control personal para afrontar las altas demandas que provienen normalmente del ambiente cotidiano. Karasek (1979). (Arrarte, 2023)
Está de más recordar que el COVID-19 afectó la salud mental y emocional de múltiples trabajadores en todo mundo, a parte de las tragedias personales que han padecido las personas, esto se debe a unas notables consecuencias a través de los cierres de varios trabajos. De acuerdo con la página de Encuesta del mercado laboral del Banco Central (2023) en la República Dominicana “la tasa de desocupación abierta (SU1) se ubicó en 5.2 % en enero-marzo de 2023, exhibiendo una reducción interanual de 1.2 puntos porcentuales”.
Esto quiere decir que la pandemia ha traído más desempleo en el país, aumentó el tiempo de ocio para algunas personas y en otras generando estrés pues no tenían con que sustentarse. Quienes no pasaron por este proceso, tuvieron que acostumbrarse al teletrabajo por el confinamiento, algo completamente nuevo que conllevo al máximo el servicio de internet, esto debido a que ya los estudiantes lo usaban para sus clases, más la carga de que en ciertos hogares se encontraban padres e hijos utilizando la red al mismo tiempo.
El estrés laboral que se conoció en la pandemia, hoy en día es llamado también como síndrome de burnout. El trastorno fue acuñado por los psicólogos Herbert Freudenberger y Christina Maslach en los años 70. Destacó la Dra. Estrella Flores-Carretero. Los síntomas tienen un desarrollo progresivo, que está relacionado con el desgaste laboral. Aquí es donde muchas personas se vieron afectadas, con la llegada del teletrabajo, una dinámica nueva para todos, no fue fácil acoplarse a esa situación, a pesar de que se encontraban en sus hogares debían poner mayor esfuerzo en lo que hacían para evitar ser despedidos. Según el trabajo hecho por (Santos, s/f) dice que una carga mental inadecuada, ya sea por exceso o defecto, puede afectar negativamente la salud del individuo.
En resumen, la carga mental y el estrés están relacionados y es importante tratarlos a tiempo, además de que también la pandemia ha dejado un impacto fuerte en cómo ahora los adultos deben lidiar con el trabajo.
Ahora bien ¿Cómo ha impactado todo esto en la salud mental?
El COVID-19 ha generado ansiedad y depresión debido a la incertidumbre, pérdidas económicas, preocupación por la salud, al igual que cambios en el diario vivir por ejemplo; el teletrabajo y la educación a distancia. La prolongación del estrés y las condiciones laborales han contribuido desafiantemente al aumento del síndrome de burnout entre los trabajadores.
Señala el Dr. García (2022) en un artículo que publicó en el periódico de El Listín Diario que en la actualidad aún se sigue lidiando con secuelas de la pandemia, específicamente con las de la salud mental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el impacto de la pandemia no se restringe solo a la salud física, sino también que ha generado un aumento significativo en los niveles de estrés crónico y en el desarrollo de desórdenes emocionales. Tal como indica la OMS la amenaza del COVID-19 y el confinamiento aún están causando un fuerte impacto psicológico debido a diferentes factores, entre los que se destacan el aislamiento, el distanciamiento físico, el cierre de escuelas y lugares de trabajo.
La COVID-19 además de afectar el sistema respiratorio de las personas también impactó en su bienestar emocional y/o salud mental así lo evidencian diversos estudios dentro y fuera de la República Dominicana, uno de ellos lo refiere Haczek (2021) en el artículo La pandemia silenciosa en República Dominicana: el impacto de la crisis del covid-19 en la salud mental publicado por Hasbún (2021), en el portal de CNN en español, la periodista
afirma que “en República Dominicana, una investigación desarrollada por el Laboratorio Emociones, Salud y Ciberpsicología de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra encontró que cuatro de cada 10 dominicanos sufren ataques de ansiedad producto de la pandemia. El 76 % de esos pacientes nunca había experimentado este tipo de crisis”.
Del mismo modo, en Argentina Zuin et al (2021) realizaron una encuesta en línea y la aplicaron a una población universitaria, los resultados de esta encuesta fueron publicados en la revista de neurología Argentina, en ella los autores destacan que la alta prevalencia de alteraciones potencialmente riesgosas para la salud física y psicológica durante la pandemia de COVID-19. También Preocupación a Futuro Adenomatosa Familiar (PaF) que involucra especialmente aspectos económicos/laborales. Por ello se deberían adoptar precozmente medidas activas para promover la salud integral en la población general, especialmente en jóvenes y mujeres evitando la sobreinformación (SInf) fomentando hábitos saludables.
En esta encuesta fueron validadas 1,488 respuestas donde el 70 % fueron alumnos y el 30 % docentes, directivos y otros. El 87 % de ellos tenía preocupación por la pandemia de COVID-19, entre tanto, el 41 % mostró niveles de angustia (ANG), mientras que el 56 % evidenció ansiedad (ANS), todos en grado moderado a severo, un 79 % presentó alteraciones del sueño y finalmente un 65 % en hábitos alimentarios.
Por lo expuesto en el párrafo anterior, los autores Zuin et al (2021) llegaron a la conclusión de que fue alta la prevalencia de alteraciones riesgosas para la salud tanto física como psicológica durante la pandemia de COVID-19. También se involucró la preocupación en cuanto a los aspectos económicos y/o laborales, es por ello que se recomendaba adoptar
medidas para promover la salud integral en la población a nivel general, pero especialmente en jóvenes y mujeres fomentando los hábitos saludables.
El video "La Salud Mental en República Dominicana | #FRONTAL 8 de Octubre 2022" destaca el aumento de problemas de salud mental en el país debido a la pandemia de COVID-19, la presión social y la violencia. Se resalta la necesidad urgente de aumentar la inversión en servicios de salud mental, ya que solo el 1 % del gasto en atención médica se destina a este fin, lo que es el segundo más bajo en la región. La falta de recursos y apoyo agrava el problema, dejando a muchos luchando en silencio.
Se hace hincapié en la importancia de reconocer problemas como la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias, que pueden llevar a la violencia y la delincuencia. A pesar de la aprobación de la Ley 1206 de Salud Mental en 2006, la salud mental sigue siendo marginada en el sistema de salud dominicano. La pandemia ha exacerbado la crisis de salud mental, destacando la necesidad de prevención, acceso al tratamiento y rehabilitación. Los profesionales de la salud mental instan al gobierno a desarrollar programas para abordar las preocupaciones familiares y brindar terapia y apoyo en áreas desatendidas. (Guzmán, 2022).
Esto se sustenta con un artículo publicado en el periódico El nacional por Caraballo (2023) “El psiquiatra José Miguel Gómez afirmó este miércoles que la demanda para asistencia de salud mental ha incrementado en el país, incluso triplicando la cantidad de pacientes que visitan el psiquiatra, luego de la pandemia provocada por el coronavirus.”
Asimismo, el también director de la Tertulia de Salud Mental que se realiza en Cuesta Libros, aseguró que los problemas de salud mental se han agravado en República Dominicana. (Caraballo, 2023) Este artículo periodístico claramente apoya lo que está
hablado en el video noticiario de Guzmán (2022), lo que significa que la salud mental de la población se encuentra afectada y en aumento de problemas que algunos se veían insignificantes o que ya nos acostumbramos a ver como lo son: la depresión, ansiedad, las adicciones y el insomnio.
Para concluir, el impacto social de la Covid-19 en la República Dominicana ha sido profundo. Aunque algunas familias lograron enfrentar los retos de forma positiva, otras han pasado dificultades, la pérdida de empleo, inseguridad alimentaria y pérdidas familiares. La sociedad dominicana enfrentó múltiples choques en la economía, especialmente en el turismo
y las exportaciones; lugares turísticos sufrieron un descenso significativo, además de traer la necesidad de las medidas de protección para la industria turística. La pandemia produjo retos en el desempleo, estrés laboral, la educación y adaptación al teletrabajo. También en la salud mental de la población, hay un aumento en el estrés crónico y desorden emocional.
Mientras la sociedad dominicana se recupera de los impactos de la pandemia, es importante abordar los desafíos de manera total, brindando apoyo social, emocional y económico. Es importante reflexionar sobre los cambios que la pandemia ha generado en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, y buscar oportunidades para fortalecer la resiliencia de la sociedad dominicana. A través de un enfoque equilibrado y solidario, es posible enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro más sólido y sostenible para todos los ciudadanos.
El país ha reflejado lo resilientes, solidarios y empáticos que pueden ser sus ciudadanos. A pesar de las dificultades económicas, sociales y de salud mental enfrentadas, se han visto esfuerzos valiosos para mitigar el impacto y buscar soluciones efectivas. Según
avanzamos en la recuperación pospandemia, es importante mantener un enfoque integral que aborde las necesidades de las familias, los trabajadores, los estudiantes y la sociedad en conjunto.
Es esencial aprender de las lecciones que nos ha dejado esta experiencia y trabajar juntos para construir una sociedad más fuerte, inclusiva y preparada para enfrentar cualquier desafío que pueda presentarse. Es evidente que la pandemia ha generado desafíos importantes en términos de salud mental, estabilidad económica y educación, lo que requiere la implementación de soluciones efectivas para contribuir a la recuperación y el bienestar de la población. Con determinación y un compromiso compartido, la República Dominicana podrá superar los obstáculos actuales y avanzar hacia un futuro más próspero y resiliente para todos sus ciudadanos.
Referencias
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Guzmán, L. (2022, October 10). La Salud Mental en República Dominicana | #FRONTAL 8 de Octubre 2022 [Video]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=1zy52zUq7m8
Haczek, Á. R. (2021, February 20). La pandemia silenciosa en República Dominicana: el impacto de la crisis del covid-19 en la salud mental. CNN.
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