20 de noviembre de 2017



¿Vencerás la duda o dejarás que la duda te venza?
Por Lilian Henríquez, estudiante de UNIBE

La duda y la indecisión son causas de fracaso e  infelicidad

El ser humano tiene un inmenso y terrible problema. Más peligroso que un ladrón que viene a robarnos las cosas preciadas que tenemos y más engañoso que un estafador que viene a vendernos sueños, para al final decirnos que todo es una farsa. Este problema se le ha concedido el nombre de duda. En cada acción que tomamos y en cada acción que no tomamos, en algún punto la duda está presente. Duda de salir de la zona de confort, duda de retarnos a nosotros mismos para superarnos y ser mejor de lo que fuimos ayer, duda de que todo nos salga mal, duda de que estemos malgastando nuestro tiempo.
La duda nos lleva a lugares oscuros. Nos pone de espalda contra la pared. La duda es esa voz que te dice “no lo hagas, fracasarás”, sin embargo, si todos y cada uno de nosotros nos sometemos a la presión de la duda, ¿Para qué estamos viviendo?
¿Estamos viviendo para pagar el alquiler de la casa? ¿Estamos viviendo por vivir? ¿Estamos viviendo para acumular el dinero? ¿Estamos viviendo para irnos por la vía fácil y conocida solo por el hecho de que tenemos miedo de explorar otra, en caso de que falláramos? Cuando todo esto sea logrado, ¿entonces qué? ¿De eso se trata la vida? ¿Somos tan celosos con nuestro tiempo, para al final del camino darnos cuenta de que todo ese afán no valió para nada?
No pienses las cosas dos veces. Permítete vivir y darte el lujo de disfrutar de la vida mientras la vivimos. No permitas que los estándares de la sociedad definan quién eres y cómo debes llevar a cabo las cosas en tu vida.
Todos y cada uno de nosotros nacimos con un don, un regalo que mediante el camino nos toca descubrir cuál es. Sin embargo, una vez lo descubres y no lo usas, ¿entonces para qué los tienes? Al no usarlo, no sólo te estás menospreciando a ti, sino a todo el mundo, pues cada uno de nosotros jugamos un rol importante en la vida y nunca sabrás cuanto bien puedes hacer al explotarlo. No sabes cuántas vidas puedes salvar o cuántas vidas puedes alegrar simplemente por el hecho de que existes.
No le tengas miedo al dolor ni mucho menos al fracaso. Tal como dice Prince Ea en el video Nunca viviste de verdad, “la vida es dolor, pero puedes elegir qué tipo de dolor. Si el dolor en tu camino hacia el éxito o el dolor de estar arrepentido”. Es bueno arriesgarse, saltar y dejar que tus alas se abran mientras caes. Persigue lo que realmente te apasiona, no pienses en “¿Qué pasa si…?” o “Si fallo, entonces…”. Cuando digo esto, no me refiero a que te vayas por el mal camino, confundiendo hacer malas acciones y tomar malas decisiones sin pensar en las consecuencias. Hablo de que, cuando sientas esa chispa que despierta la pasión en algo, vayas tras ello, claramente sabiendo distinguir entre qué es bueno y qué es malo.

No te atormentes por tu pasado. “No puedes volver atrás y crear un nuevo comienzo, pero puedes empezar ahora y crear un nuevo final”. Comienza a ser lo que quieres ser hoy. No esperes que alguien más dé el primer paso por ti, no dejes que la duda te consuma y comience a formar parte de tu vida. Piensa en que, cuando lleguen tus últimos segundos de vida y tus pulmones absorban los últimos respiros, ¿cuál de las dos opciones quieres llegar a pensar: “Me arrepiento de las cosas que no hice, quisiera devolver el tiempo” o “Estoy consciente de que tomé las decisiones que tenía que tomar, disfruté todo lo que pude disfrutar y me lancé a todos los retos que tuve por delante”? 

9 de noviembre de 2017



La dualidad de la vida: Luz y Oscuridad
Producción textual conjunta por los alumnos:
Mariela Reyes,  Mayrobi Payano, Williana Taveras, Laurent Brea y Miguel Collado
(Cada alumno produjo un párrafo por separado en clase, al unirlos salió este texto)

En este mundo se ha perdido gran parte de la humanidad. Es cierto que somos seres humanos, sin embargo hemos perdido la humanidad. Somos más cínicos, somos más violentos, somos más insensibles, ante el sufrimiento, ante la pobreza, hasta ante la misma muerte. Ahora bien, los que son sensibles, detallistas, agradecidos, son los que cruzan mar y tierra para cumplir sus objetivos y hacer un mundo mejor. Ellos, ellos les llevan ventaja a los otros, ellos tienen esperanza, ellos saben que lo que esperan, lo que anhelan, lo que viene, tiene sentido. Tratemos de recuperar la humanidad, así podemos vivir con amor, armonía y esperanza. La luz brillará, todo va a cambiar. Vivamos en armonía y con amor.
Vivamos con amor. El amor es ese motor que nos impulsa a hacer las cosas que queremos aunque a veces parezcan imposibles. Vida plena, felicidad, libertad son las metas a las que debemos aspirar, vida que si carece de armonía, de amor, de alegría y de entrega a los demás pierde todo su sentido, ya que las relaciones humanas son esenciales para nuestro crecimiento y desarrollo integral. Procuremos una vida con grandeza.
Una vida con grandeza es nuestra meta. Las virtudes de la sabiduría, la prudencia y la fortaleza nos hacen seres de luz, que pueden iluminar no sólo nuestro camino, sino el de muchos más. No perdamos esa luz, esa luz que ilumina y fortalece nuestra humanidad. Que no perdamos la luz que brilla a través de nuestros ojos, ya que si nos proponemos dar nuestro mayor resplandor, iluminaremos nuestro camino y el de aquellos que caminan a nuestro lado.
Para vivir en armonía y en equilibrio, debemos comprender la dualidad de la vida: luz y oscuridad, bien y mal, vida y muerte, una no puede existir sin la otra, porque ahí se cumple el balance perfecto.

En fin, mantengamos la visión en esa dualidad, en esa balanza: luz y oscuridad y tratemos de iluminar a los demás. Recuperemos nuestra humanidad. Iluminando el camino de los otros se iluminará el nuestro. 

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Soy . Autora:  María Teresa López Rodríguez. Primer Lugar del renglón Poesía Soy la oquedad de la noche, la soledad, el dest...