13 de noviembre de 2021

 


Mi experiencia Universitaria: Caos & Disciplina

por:

Mariant Soñé Herrera 21-0836

Estudiante de la Escuela de Educación

 La cúspide de la paz en la vida está en balancear los opuestos de forma pacífica, quizás suene contradictorio, pero al ingresar a la universidad se asume esta realidad. La mayoría visualiza el ingreso a la universidad como algo tan simple, otros lo visualizan como un terreno nublado lleno de cosas desconocidas. Sin embargo, es un cambio que te esclarece tus objetivos en todos los aspectos de la vida, te obliga a entregarte y planificarte mejor, pero también ser espontáneo y valorar las cosas sencillas del día a día, ser disciplinado, obediente y puntal, ver el tiempo con flexibilidad.

Mi experiencia en la universidad se resume en estos opuestos, lo que para muchos puede reflejar incoherencia ha sido mi mayor aprendizaje en el corto tiempo que llevo como estudiante de UNIBE. Durante estos tres semestres, que han pasado más rápido de lo que imaginaba, he tomado el tiempo de mirar hacia atrás y reflexionar sobre mi crecimiento y mientras más pienso en el inicio, más me sorprendo.

Es increíble la capacidad que tiene el ser humano de adaptarse a situaciones retadoras de manera rápida cuando se lo propone y aunque al inicio parecía imposible hacer una vida llevadera y sin estrés mientras estudiaba en la universidad, me he probado todo lo contrario y actualmente me siento contenta, orgullosa, cumplida y llena de ganas de hacer todo lo que me proponga. Porque este viaje que he emprendido no solo me ha llevado a enamorarme aún más de mi carrera, sino a construir de mi individualidad una persona que amo y me enorgullece. Esta aventura me ha probado que lo académico es sumamente importante para la paz mental. He encontrado refugio en la gente que amo, he aprendido a reír con más sinceridad, a trabajar en mis habilidades y disfrutar como nunca el café a las 3:00 de la mañana. Entender que nuestro tiempo en la tierra es un préstamo y que el tiempo que te prestan los demás debe de ser valorado. Agradecer por los privilegios que te da la vida, trabajar de manera ardua para lograr lo que quiero; pero también descansar, desconectarme de los agobios y disfrutar plenamente esta etapa. 

Aunque no deja de ser retador, me he demostrado a mí misma mi capacidad de adaptación y de buscar mi felicidad. Nadie tiene la obligación de hacerte feliz o acomodarte en el mundo, pero tú sí debes de asumir esta responsabilidad. Aunque no tengo todavía los resultados finales de este semestre, sé que he podido transportar mi felicidad en todos los aspectos de mi vida y aunque reconozco que hay días malos, regulares y duros, no paro de encontrar felicidad en los pequeños detalles. Nos encontramos a mitad de este semestre y pronto, “como el que no quiere la cosa”, finalizará, dejándome una infinidad de aprendizajes y hermosos recuerdos de profesores que realmente quieren impactar el mundo con sus enseñanzas de manera positiva, que se verán reflejados prontos en mi práctica como docente. Tales como mi profesor de comunicación Luis Felipe Ulerio, de corazón tan gentil, que cree firmemente en la bondad y en la infinita capacidad de sus estudiantes, o mi profesora Clédenin Veras, que con brazos abiertos nos guía a través de sus enseñanzas, procurando un ambiente de respeto, humildad, y cariño, o la profe Gloria Molina que con tanto cariño potencializa nuestros aprendizajes y muchos más que recordaré con muchísimo cariño como el profe Rubén Darío, la profe Arlenis Simonó y la profe Mónica Méndez. Todos, en gran medida, han dejado una enseñanza de valor en mí, que merece mis agradecimientos infinitos.

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