1er lugar: Últimas palabras
Por Christopher Estévez
La Muerte apareció frente a Santiago, lista para llevárselo.
—Es hora —dijo con voz solemne.
Santiago sonrió con calma.
—Lo sé, pero antes… ¿puedo decir mis últimas palabras?
La Muerte asintió.
—Adelante.
Santiago tomó aire y comenzó:
—Mi última palabra es…
Hizo una pausa dramática.
—…
Y guardó silencio.
La Muerte esperó. Y esperó.
Pasaron minutos, horas, días.
—Vamos, di la última palabra —gruñó la Muerte, impaciente.
Pero Santiago solo sonrió y continuó en silencio.
Entonces, la Muerte comprendió. Para llevárselo, debía dejarlo terminar… pero él nunca lo haría.
Por primera vez, en la eternidad, la Muerte perdió.
2do lugar: COLOR PIEL.
Por Zoe Marie Drullard Ortiz
En la escuela, el crayón de "color piel" nunca coincidía con el suyo. Dibujaba princesas de trenzas apretadas, pero sus compañeras decían que no eran reales. “¿Por qué tu pelo es así?” preguntaban, tocándolo sin permiso, como si fuera un objeto de museo.
En casa, mamá le recordó que su piel no era un error y que su cabello era historia hecha arte. Al día siguiente, dibujó a una reina de piel oscura y la coloreó con el crayón que todos ignoraban. Esta vez, no se salió de la línea. Fue la línea la que tuvo que moverse.
EL RELOJ DE ARENA
Por Dulce Daniela Marte.
La anciana miró el reloj de arena sobre la mesa. Desde niña, lo había visto girar una y otra vez, pero ahora la arena caía más lenta.
—¿Está roto? —preguntó su dulce nieta.
La abuela le sonrió.
—No, hija. Solo que, cuando uno aprende a valorar el tiempo, este deja de escaparse tan rápido. El tiempo no se detiene, pero saber vivirlo lo hace más valioso.
La niña no entendió del todo, pero muchos años después, al ver su propio reloj de arena, recordó aquellas palabras. Y por primera vez, dejó de correr y comenzó a vivir.
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